La creación siempre fue una necesidad para mí, desde pequeña. Nunca imaginé mi vida lejos del color vivo y puro que busco en mis obras, ya sean pinturas, dibujos o fotografías. En este camino de exploración y experimentación a través del color y la forma, llegó la fotografía como un soplo de aire fresco que me cautivó para siempre por el misterio que encierra. Y es ese halo misterioso y de sugerencias formales el que busco cuando cojo el lápiz, el pincel o la cámara. Y en medio de todo este cóctel de emociones y sueños perseguidos en torno a la creación, la investigación y la docencia se abrieron paso en mi mundo. Este mundo propio que he ido creando poco a poco nunca hubiese sido posible sin el apoyo incondicional de mi familia y mi pareja.

Nacida en Torredelcampo, un pueblo de la provincia de Jaén, tierra de olivos, vine a estudiar a Sevilla en el año 2004, y desde entonces resido en esta ciudad. Sin olvidar mis escapadas temporales a Estados Unidos donde he tenido el privilegio de disfrutar de increíbles estancias de investigación, trabajando junto a grandes artistas, profesores, curators que siempre me han guiado por el buen camino, animándome a perseverar en esta desafiante y al mismo tiempo apasionante aventura de la creación, la docencia y la investigación.

He de decir que mi paso por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla como alumna sólo fue el comienzo, y ahora me siento feliz de impartir clases en esta facultad y desarrollar de manera paralela la investigación y la creación, aunque a veces resulte complicado encontrar el equilibrio para llevarlo todo. Y a colación de esta idea, pienso mucho últimamente en una conversación mantenida con la artista Nancy Friedemann el pasado noviembre de 2019, cuando hablábamos de la necesidad de encontrar una estrategia para no perder el rumbo y continuar con la creación a pesar del ritmo frenético que se nos impone con frecuencia por las continuas exigencias y trámites burocráticos en el mundo profesional. Y en ese punto en el que creo firmemente que debo encontrar esa estrategia es en el que me encuentro actualmente, aprovechando este confinamiento inesperado para trabajar. Un proyecto que he retomado recientemente es el diario de autor que comencé en 2004, con nuevos dibujos realizados con lápices de colores, en los que siempre me dejo llevar de forma muy instintiva, trabajando con fluidez y sin miedo sobre el papel. Durante este confinamiento también he abordado una obra de mayor formato, de 1 m. por 0,70 m. aproximadamente en la que planteo una técnica mixta, partiendo de superficies plásticas que han sido provocadas por el puro azar, un elemento que juega un papel importante en mi trabajo. Me refiero a ciertos fragmentos de superficie pictórica que inserto en la obra a modo de collage, que son el resultado de arrancar literalmente esa pintura de mi paleta. De manera que la fusión de colores y tonalidades se han creado durante el proceso de realización de otra obra, y las cualidades pictóricas las descubro al arrancar el trozo de pintura de la paleta. De este modo, revelo este lado oculto de la capa de pintura y empleo estos fragmentos arrancados a modo de collage en mi obra, utilizando además otros recursos plásticos como la propia pintura acrílica o el papel estampado o de color, con el fin de crear un universo propio lleno de sugerencias, que lleve a imaginar nuevos modos de ver y sentir la realidad. Siempre guiada por la intensidad de las emociones más internas para procurar transmitir esa fuerza y vida a través del color.

Y consciente de que el camino aún es largo, algo que he aprendido en todos estos años es que el proceso de aprendizaje nunca acaba. Y esto es lo más emocionante, y el motivo por el que deseo continuar creando, investigando y enseñando, y sobre todo compartiendo mis inquietudes con todas aquellas personas que forman parte de mi mundo.

19-05-2020