Cuando el deseo gobierna todo parece ser posible. Entonces el mundo se predispone. Podríamos ilustrar una vida, y construir en ella lo imposible. La naturaleza inventiva de la imagen puede resultar ser la verdadera causa de los hechos, de aquello que actúa más allá del pensamiento. Y mientras tanto nos inquieta una idea: ¿Cómo edificar espacios nuevos? Podríamos hacerlo mediante la música, los recuerdos, y los deseos que proyectamos cada día al despertar. Hablamos de la arqueología de un mundo nuevo, en el que todo resulta factible, hasta la magia, e incluso, la felicidad permanente. Este argumento adquiere consistencia con la creación... Crear es mucho más que inventar imágenes, consiste en un inventario de nuestra propia vida, de nuestra auténtica razón de ser. Y continuamos encontrando respuestas... La imagen produce sosiego, y al mismo tiempo nos angustia; cuando nos explica la existencia humana, y el significado de sentimientos como la extrañeza o la ilusión.

06/09/2010